Son susurros eso que oigo cuando cierro los ojos en la oscura noche. Vienen, van, rodean mi mente. ¿Qué querrán? Allá se paran, pronto les pregunto el por qué de su vaivén. Ahora todos callan, todos en silencio, intentan disimular algo que tarde o temprano saldrá a la luz del día, algo que nunca se podrá esconder para siempre. Siguen en silencio, no tambalean sobre sí, no rodean sobre mí.
Ya les dejo continuar, pero...¿de verdad se irán? Imposible, me responden a lo lejos.
¿Ahora qué hago yo? Como alma que intenta dejarse llevar pero que nunca consigue su final, como caballo que trota alegre por el bosque pero que siempre su fin está en la cuadra.... Intento buscar respuesta. Nunca la encuentro. Intento buscar una solución. ¿Qué es eso?
El único camino que me queda para vagar es el de continuar, continuar como hasta ahora: intentar no caer, pero tampoco pudiendo llegar a volar. Espero que poco a poco, las alas pueda echar, para al fin, poder volar.
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