lunes, 28 de junio de 2010

Nadie nunca dijo que esto iba a ser así, nunca nadie dijo que esto no fuera a salir. Ahora el tiempo ha pasado, de nuevo la misma historia, de nuevo el mismo resultado. ¿Qué ocurrirá ahora? No lo sé. Esto no puede extenderse más tiempo. ¿Cuándo llegará ese día? Tampoco sé.
Ahora es todo distinto: el caracol no está a gusto con su caparazón. Quiere andar, recorrer mundo, encontrar otro que le dé cobijo. Ese momento es el esperado.
¿Qué ha podido ocurrir? Sólo puede haber sido una cosa: demasiada necesidad ha excedido los límites del amor posibles.
El arduo camino continuará, a veces sin piedras en él; otras, con muchas imposibles de atravesar.
¿Qué hacer entonces? Será mejor dividir el camino para que siempre uno no encuentre esas piedras, esos impedimentos que no dejan la vida continuar.

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