y sobre la luna de aquella tarde, de aquel mes, de aquel año, en el que los sentimientos y los daños, no eran más que clavos adientes de la rugosa realidad palpitante, de la intempestad tardía de los duros inviernos machacados por terribles chorros...que de tus ojos fluían, que de tu cuerpo desembocaban, que de ti salían, y sin perderlos de vista, al fin caían...
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