lunes, 12 de abril de 2010

aquellas palabras...

En una tarde de aquel día,
Las hojas de los árboles que allí se sostenían,
Eran cómplices de lo que pasaba:
Dos muchachos a los que el amor había separado,
Y, ahora, vuelto a juntar.


Allí relataban cómo el tiempo había pasado,
Pero no había sido suficiente, para olvidar lo que sentían:
Necesidad imprescindible,
Amor incondicional,
Amistad inmensa,
Sueños por cumplir,
Metas que lograr…


En ese lugar, comenzaba de nuevo, una historia cuyo final,
Nunca esperado,
Deseaban que no llegara nunca,
Que hasta entonces pretendían,
O intentaban,
Jugar a amar:
Jugar a ser cómplices del amor.


Esperan nunca ser separados,
Por nada,
Para nada,
Siempre juntos.
Es sabido que estas últimas palabras,
Se dicen, pero pronto se rechazan,
Por una nueva oferta de amor que más conviene.


Así, todo sucedió:
Tras jurar amor y felicidad infinita,
Dos jóvenes comenzaban a vivir
Lo mas bonito de su vida:
Una vida que deseaban pasar juntos,
Con mucho amor,
Mucho cariño:
EN COMPAÑÍA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario